El proceso
de paz colombiano tiene a la sociedad del vecino país en una situación de gran
tensión, navegan entre el escepticismo y un optimismo militante.
Mientras
escribo, me encuentro en la ciudad de Cali, participando en un evento
organizado por la Universidad Javeriana con el apoyo de la Universidad para la
Paz, sobre la Construcción de la Paz en Colombia y en particular el papel de la
mujer en el conflicto. En este contexto tuvimos la oportunidad de apreciar el
dialogo de paz y el sentimiento popular en la calle.
Desde una
perspectiva teórica, el proceso avanza a pasos agigantados. Oficialmente los
diálogos comenzaran en La Habana el 15 de noviembre, después de sentar las
bases en Oslo, Noruega. Pero se comenta insistentemente que el Presidente
Santos habría iniciado los contactos para lograr el dialogo, desde bastante
tiempo antes de los primeros rumores, incluso antes de asumir la presidencia.
Estos
diálogos tiene una temática dividida claramente en mesas de trabajo, más que un
proceso de paz general. Las cinco áreas de negociación son las siguientes: 1
Política de desarrollo agrario integral, 2 Participación política, 3. Fin del
conflicto, 4. Narcotráfico y 5. Reparación. De tal forma que el proceso será
una amplia negociación política y cooperativa, donde como afirmó el jefe de la
delegación guerrillera, Iván Márquez, “la paz no significa el silencio de los
fusiles, sino que abarca la transformación de la estructura del Estado”, y el representante
del Gobierno Humberto de la Calle respondió que “la terminación del conflicto es
la antesala de la paz”.
El primero de los temas, referidos a la
posesión de tierras, es un tema clave en un país en el que dos millones de hectáreas
han sido arrebatabas a sus legítimos dueños y cuatro millones de hectáreas más han
sido abandonadas por causas relacionadas por el conflicto, despojo forzado y
contaminación por minas antipersonal o desechos militares. En este sentido, es
un tema fundamental para el futuro de una paz
sustentable en Colombia. En un
sentido político, el Presidente Santos afirmó que con la Ley de Restitución de
tierras, “Le estamos quitando banderas a la guerrilla”.
En una
perspectiva más internacional, se analizó la necesidad del apoyo de la comunidad
internacional, en especial Estados Unidos y Venezuela, como un elemento
fundamental para el éxito final de las negociaciones. Se comentó de manera
insistente el apoyo del Gobierno del Presidente Chávez al proceso, tanto del
punto de vista político como logístico.
Sin
embargo, en la calle, la gente está ansiosa. Quiere creer en la posibilidad de
una Colombia en paz, pero se reconocen los grandes desafíos que significan
terminar con una guerra que ha tenido más de sesenta años y ha cobrado la vida
de más de 100.000 personas.
Aunque no
se ha fijado un plazo para las negociaciones, las elecciones presidenciales en
Colombia serán el año que viene y eso pone las cosas en una perspectiva
realista, donde elementos como la reelección del Presidente Santos jugaran un
papel clave. A partir del próximo 15 de
noviembre Cuba será el foco de atención de buena parte del continente. En todo
caso, suerte Colombia.
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