Bienvenidas y bienvenidas a estas Jornadas de Jurisdicción
Universal organizadas con el auspicio del Instituto Berg de Derechos Humanos y
Gobernabilidad, la Universidad Alfonso X de Madrid, la Universidad del Rosario
y esta Universidad para la Paz de Naciones Unidas.
Estas primeras jornadas sobre Justicia Universal, representan
un profundo desafío para las personas y las instituciones que se han
comprometido a que esta semana sea un éxito.
En ese sentido quisiera presentarles el saludo del Señor
Rector Francisco Rojas Aravena, quien desde el primer momento el año pasado, se
comprometió con la celebración de esta actividad, pero la agenda de nuestros
centro en África, lo obligó a ausentarse de Costa Rica desde el mismo día de
ayer.
Actividad en la cual queremos dar la bienvenida de manera muy
especial a la Dra. Elizabeth Odio Benito, ex Juez de la Corte para la Antigua
Yugoslavia y de la Corte Penal Internacional, a quien la Universidad para la
Paz ha decidido honrar y comprometer con la creación de una Cátedra Permanente
que llevará su nombre, para el estudio del Derecho Internacional Penal.
Igualmente queremos agradecer especialmente al Dr. Joaquin
Gonzalez Ibañez, amigo Co Director del Instituto Berg su liderazgo y audacia en
la organización y promoción de este evento.
A los ponentes y participantes venidos de todas partes, tanto
del otro lado de océano, como el caso de Baltazar Garzon, Javier Lopez de
Goicoechea, Javier Chinchon, del sur de nuestro continente como Fabián
Salvioli, o mas cercano como Juan Ramón Martínez o Héctor Olasolo, mas cercano,
así como a los amigos y amigas vecinos de San José. Muchas gracias a todos y a todas!
La idea de la
jurisdicción universal, la responsabilidad internacional individual y el fin de
la impunidad son los paradigmas sobre los que se levanta este monumento
jurídico, que en ocasiones se presenta como un lejano oasis en el desierto de
la realidad y a veces, una herramienta que de forma contundente lucha por
acabar con la impunidad a través del Derecho Internacional.
En ese sentido, quisiera traer a colación las palabras del
Juez Robert Jackson, Fiscal Acusador en los Juicios de Núremberg, quien se
refería al importante legado que esos juicios militares tendrían para la
humanidad. En particular afirmó lo
siguiente: “Los juicios de Núremberg ponen definitivamente al Derecho
Internacional del lado de la paz y en contra de la guerra feroz, del lado de la
humanidad y en contra de su persecución”.
Los juicios de Núremberg y el legado que para muchos abogados
y especialistas en el tema, es controversial. Para muchos una justicia de los
vencedores, para otros entre los que me cuento, el primer intento serio de la
comunidad internacional de construir una comunidad jurídica global, que
erradicara la ley del mas fuerte, por una justicia colectiva.
Por ello no puedo dejar de pensar en las palabras que
pronunció el General Dwieght Eisinhower al también general George Patton al
entrar en un campo de concentración y exterminio nazi, “que fotografíen y filmen todo esto, porque nadie nos va a creer”.
Luego al entrar a una de las barracas donde habían los cadáveres 30 hombres que
habían muerto de hambre reiteró, “Quiero que
lo vean con sus propios ojos, no quiero que luego digan que estoy haciendo
propaganda”
Y tuvo razón el General Eisenhower al visitar los campos de
exterminio, muchos no lo creyeron, como muchos no lo creen hoy. Muchos siguiendo el camino del formalismo,
prefieren refugiarse en principios y conceptos vacíos, cuya aplicación ciega y
automática deja libres a criminales de estado, cuyas manos y normalmente
fortunas están llenas de sangre inocente.
La jurisdicción universal es un proceso, es un camino en
plena construcción. Falta mucho por hacer, pero la perspectiva de su completo
funcionamiento hace temer a muchos y a obligado a muchos gobiernos a cuidarse
de las acciones que adelantan en publico. Los dictadores viviendo en palacetes
en Francia, los dictadores latinoamericanos tomando te en Londres o disfrutando
de sus fortunas robadas a sus conciudadanos, es una era que terminó. Aún se
dan, pero cada día son más la excepción que la regla.
A lo largo de estas jornadas tendremos a algunos de los
hombres y mujeres que han colaborado a que esta utopía, se haca cada vez mas
cercana y tangible, como es el caso del Fiscal Baltazar Garzon, con el Dictador
Augusto Pinochet y Elizabeth Odio.
La justicia universal y la responsabilidad internacional
individual nos obliga y nos empuja a repensar las categorías jurídicas que
conocemos. Por ello quiero traer a colación la Sentencia del Caso Lubanga,
primer caso decidido por la Corte Penal Internacional en el año 2012, pero en especial al voto salvado que produjo
la Juez Elizabeth Odio, que nos acompaña hoy en este evento, cuando señalaba
algunos de los principales problemas de la justicia formalista. En particular
en el caso de la testigo P-0010, que incrimina a una joven soldado del UPC
(Unión Congolesa de Patriotas) y que se le condena por los crímenes cometidos,
pero al mismo tiempo deja a un lado que esa misma joven fue reclutada por la
fuerza y victima de los abusos sexuales como consecuencia de esta acción. Y cito en especifico a la Dra. Elizabeth Odio:
“La experiencia de vida
de una joven mujer tiene que ser tomada en cuenta, sin embargo esos aspectos de
su testimonio no pueden ser la base para la decisión artículo 74. Su status de
victima, sin embargo, debe permanecer inalterable”[1].
A los abogados se nos enseñan el aforismos que viene desde
los pretores romanos que aplicaban la ley, de manera diferente a los ciudadanos
romanos y a los barbaros, “dura lex sed
lex”. Y así vamos defendiendo las leyes y principios, sin muchas veces ver
el fondo o la realidad de los problemas que esconde.
Aquí, en la Universidad para la Paz, con el mandato global
que la Asamblea General de la ONU nos otorgó, hemos discutido muchos de estos
temas. En lo personal, he sufrido la feroz critica de supervivientes del
genocidio de Ruanda o niños soldados que han cursado estudios en estas mismas
aulas, cuando como Abogado Latinoamericano me he parado a predicar mi verdad, a
quererles enseñar que esta ha sido la solución a sus problemas.
Muchas veces he tenido que quedarme en silencio y oir, muchas
veces con lagrimas en los ojos de mis estudiantes, que me restriegan en la
cara, que eso que yo defiendo nos es verdad, que no hay una justicia
internacional individual igual para todos y todas.
Y en eso tienen razón, en eso hemos fallado muchos de los que
defendemos estos principios y estas construcción jurídica. Hemos fallado porque
no hemos explicado cual es nuestra verdadera naturaleza, hemos fallado porque
nos hemos alejado de la victima y permitido que la impunidad se adueñe de la
tragedia de la niños y niñas, mujeres y hombres del mundo entero.
Pero esto nos traza una agenda, nos marca un camino de lucha,
trabajo y compromiso, de luchar contra la impunidad, de luchar contra el poder
que corrupto se usa para masacrar.
El Derecho Internacional Penal no es la construcción de un
país sobre otro, no es la visión imperialista de occidente contra oriente, de
norte contra el sur. Es el anhelo de la comunidad internacional de vivir en
paz, en una paz sustentable, que solo se construye sobre la verdad, sobre la
determinación de las responsabilidades de los culpables y su sanción.
Esperemos que esta semana de reflexión nos ayude a ver
nuestras debilidades pero también a encontrar nuestras fortalezas, para seguir
como quijotes luchando contra molinos, no de viento, sino de injusticia y
dolor.
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