Y mientras tanto: el esequibo


La Corte Internacional de Justicia, órgano judicial de la ONU, fijó el 18 de abril próximo como la fecha para que Venezuela presente sus argumentos frente a la demanda de Guyana sobre la zona en reclamación presentada el 29 de marzo del año pasado, en seguimiento del envío por parte del Secretario General Guterres del expediente.

En su momento, Delcy Rodriguez, informó a la Corte Internacional de Justicia que el país no se presentaría al juicio, tomando de esta manera una arriesgada decisión de carácter procesal, que dejaría a Venezuela sin la posibilidad de demostrar sus argumentos sobre la falta de competencia de ese tribunal internacional sobre la reclamación esequiba. La decisión que tomó el gobierno bolivariano el año pasado no esta exenta de riesgos.

Desde finales del siglo XIX, Venezuela no estaba sometida a una corte internacional con el objetivo de defender su integridad territorial. Cuando en la década de los sesenta, la diplomacia de la naciente democracia venezolana logró denunciar la apropiación colonial inglesa, se diseñó un plan alrededor del Convenio de Ginebra.  Sin embargo, casi 60 años después pareciera que nos alejamos de ese plan original. 

Las perdidas territoriales venezolanas del siglo XIX con Colombia y con el Imperio Ingles fueron el fruto de los grandes conflictos internos y la incapacidad del país de enfocarse en la defensa de su integridad territorial. Parece que hoy, en el XXI somos testigos de la misma crisis. La sociedad divida, incluso ante el uso del mapa del país, donde la inclusión o no de la zona en reclamación es parte de un discurso político. Sirva como referencia el logo del “handsoffvenezuela”, que incluye un mapa del país sin la zona esequiba o el logo del concierto en la frontera que, si incluyó en su logo el mapa oficial con la zona en reclamación.

Circulan muchos rumores sobre las razones que podrían haber motivado la decisión del Gobierno Bolivariano el año pasado de no comparecer ante la Corte Internacional de Justicia. Estos rumores van desde los acuerdos políticos hasta las estrategias procesales. Pero como profesor de derecho internacional y defensor de nuestro territorio, debo hacer algunos comentarios jurídicos sobre las consecuencias de la no comparecencia ante la Corte Internacional de Justicia:

1. Venezuela pierde la oportunidad de alegar sus argumentos y rebatir los alegatos presentados por Guyana.
2. La comparecencia en la Corte Internacional de Justicia en la fase de determinación de la jurisdicción, no implica reconocer el fondo de la controversia. Solo se estaría litigando aspectos preliminares.
3. El no participar de las audiencias significa para el país, perder oportunidades procesales muy importantes, como puede ser incluso, la designación de un Juez Ad Hoc, especialmente propuesto por el país para colaborar en la mejor comprensión del caso desde la perspectiva venezolana. 
4. La jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia indica que la estrategia seguida por los países que no se han presentado a sus audiencias, no produce buenos resultados. 

Quienes hoy detentan el poder en el país, bien sea de forma precaria o como encargados, tienen la responsabilidad de que sus acciones no causen consecuencias ante la historia. Las peleas intestinas del siglo XIX dejaron el mapa del país que conocemos, con perdidas producto de la falta de acuerdo.  Todo indica que, si no se toman medidas urgentes, el siglo XXI legará un mapa mutilado a las generaciones por venir. 

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