Hace algunas semanas, el New York Times,
señalaba al Presidente Obama como el único Jefe de Estado en la historia de mas
de un siglo en EE.UU. que no creía en la diplomacia personal. Por décadas, los jefes de la Casa Blanca,
habían confiado en la confianza y el carisma de una relación personal, para
asegurar los grandes objetivos de la política exterior del gigante del norte.
Sin embargo, para Barack Obama el tema ha
sido más bien la confianza en Secretarios de Estado con un mandato claro y
profesional. Quizás la transformación de los dos grandes expedientes
conflictivos del Departamento de Estado, como son Cuba e Iran, nos dan muestra
de que esta nueva Doctrina, podría estar resultando. Veamos con más detalle.
Desde la ruptura de relaciones entre Cuba
y los Estados Unidos en 1961, las relaciones entre estos dos países han sido un
expediente complejo e irritante para la diplomacia hemisférica. Sin embargo, en
la amplia cobertura de prensa a la reapertura de las embajadas en Washington y
La Habana, poco se comenta que desde la Administración Carter, ambos países
tenían oficinas de intereses, eufemismo para no darle carácter político y
diplomático al funcionamiento de esas embajadas en los dos países. En cada
oficina había un Jefe de Oficina, con rango de embajador, con todas las
inmunidades y privilegios. Las únicas diferencias eran que no podían asistir a
reuniones oficiales del estado y que sus movimientos requerían la autorización
previa del gobierno sede. De resto las
relaciones eran mas o menos fluidas y ambos países respetaban con celo esas
obligaciones. Sin embargo, el simbolismo de la reanudación de relaciones, es un
paso fundamental para la normalización de las relaciones entre ambos países,
pero también en todo un continente, que encontró en esa ruptura, una metáfora
de muchos otros problemas, quizás mucho más complejos.
El otro tema que ha visto transformar su
relación con los Estados Unidos es Irán, aunque las relaciones diplomáticas siguen
rotas entre estos dos países, desde 1979.
A diferencia de las relaciones con Cuba, no existe ninguna oficina de
intereses. Pero aunque toda la tensión entre estos países siga, encauzar el
principal tema de preocupación de EE.UU. y occidente, como es el programa
nuclear, ha sido un gran éxito diplomático.
En ambos procesos se usaron muchos
elementos en común, lo que algunos han referido como la Doctrina Obama de
negociación, paciencia y firmeza en los objetivos, dejando a un lado las
posiciones ideológicas, moviéndose a un pragmatismo basado en la diplomacia
profesional, no en la presidencial, que había sido el denominador histórico de
política exterior de EE.UU.
Estos dos acuerdos, han hecho el mundo
viva un poco, pero solo un poco mas tranquilo. Dos importantes factores de tensión mundial
han movido sus posiciones a la cooperación y a la supervisión internacional.
Usar a Irán o Cuba como formas de golpear a los Estados Unidos, ya no será tan
fácil. Y eso, tendrá impacto en nuestra casa y en nuestro vecindario.
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