El próximo 17 de marzo, se realizarán las
elecciones generales en el Estado de Israel. Los resultados de los sondeos
parecen reflejar una pequeña ventaja a favor del actual Primer Ministro
Benjamín Netanyahu. Sin embargo, el jefe
de la bancada del partido “likut” no quiere dejar nada al azar para permitir la
continuación de su gestión. Por ello,
esta semana, se dirigió al Congreso de los Estados Unidos en Washington DC, en
un gesto inusual en la diplomacia internacional.
El Presidente de la Cámara de
Representantes, líder de los republicanos en el Congreso, invitó al Primer
Ministro Israelí a dirigirse al Congreso, sin el apoyo del Presidente Barak
Obama e incluso sin la presencia del Vicepresidente Joe Badin, Presidente del
Senado según la Constitución de los Estados Unidos e incluso del Secretario de
Estado Jim Kerry, que se encontraba en Suiza negociando con el Gobierno de
Irán, un acuerdo de suspensión del programa nuclear de Irán, objeto principal
de la critica del Primer Ministro Netanyahu.
La visita a Estados Unidos del Primer
Ministro no ha estado exenta de criticas.
En su propio país, se la ha acusado de debilitar las bases de la
relación diplomática fundamental del Israel contemporáneo. Incluso, ha
circulado un video de un antiguo jefe del servicio secreto Mossad, conversando con lideres militares, sobre la necesidad de
impedir un nuevo periodo del gobierno de Netanyahu, por las consecuencias en la
política internacional. En los Estados
Unidos, las criticas han sido relevantes, más de 50 congresistas abandonaron la
sala del congreso cuando llegó Netanyahu; la líder de los demócratas, Nancy
Pelossi, dijo que el Primer Ministro, “no ofrecía ninguna opción” y el propio
Barak Obama ha dicho: “no ofrece opciones viables”.
Esta visita de Netanyahu en un esfuerzo
por usar la política internacional en provecho de su agenda política domestica,
es un verdadero desafío a la política demócrata de Obama, pero también a todo
el sistema político de los Estados Unidos y en general un afrenta a las formas
y maneras diplomáticas del mundo.
En las calles de Jerusalén, la elección
no mueve gente. Las políticas extremistas de Netanyahu, mas represión, el muro
y la falta de dialogo y negociación con Palestina, han dañado mucho la imagen
de Israel y del propio gobierno, frente a muchos de sus conciudadanos. Solo resta ver, que decida el pueblo israelí
en las próximas elecciones.
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