La situación creada alrededor de la
designación, encarcelamiento y posterior liberación del General Hugo Carvajal
en la Isla de Aruba, se une al largo rosario de incidentes diplomáticos que han
caracterizado la diplomacia bolivariana desde 1999.
Mucho se ha dicho sobre el tema, hay
muchas historias y elementos, pero quisiera concentrarme en esta columna en
algunos hechos claves para analizar el problema.
1. Un Cónsul General no es un embajador,
las inmunidades de las que disfruta no son iguales a las que disfruta el Jefe
de una misión diplomática.
2. Un Embajador acreditado ante un estado
tiene inmunidad diplomática absoluta, según el art 29 de la Convención de Viena
que regula la materia. Es decir, no puede ser encarcelado bajo ninguna
circunstancia.
3. El Cónsul tiene ciertas inmunidades y
privilegios limitados, pero el estado receptor puede detenerlo según el Art. 41
de la Convención de Viena que regula la materia, cuando se llenan las
formalidades establecidas, es decir, que “el delito sea grave y que sea
ejecutado por la autoridad competente”.
4. El Gobierno de Holanda conocía el
publico expediente internacional que el General retirado tenía ante el
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos por colaboración con la guerrilla
colombiana de las FARC. De tal modo, que el Gobierno del país receptor podría
no haber otorgado o rechazado la designación del funcionario en cuestión.
5. El General Carvajal viajaba con un
pasaporte diplomático, que solo le otorga privilegios en el viaje y con las
autoridades. La confusión ocasionada por los personajes que viajan con
pasaporte diplomático de un estado es general. Sin embargo, desde la detención
del General Pinochet en Londres, con un pasaporte diplomático, quedo claro que
esa protección no es suficiente para bloquear un proceso judicial.
6. Con la declaratoria de persona non
grata del General Carvajal se saldó el incidente, desde la perspectiva jurídica, ya que no fue
aceptado por el Gobierno de Holanda para desempeñar el cargo, pero deja claro
que el funcionario designado para representar a los nacionales de Venezuela en
la vecina isla, no tenía las cualidades personales y profesionales que requiere
el cargo comentado.
El incidente, grave y lamentable daña de
manera importante la imagen y capacidad del servicio exterior de nuestro país y
la forma como es percibido internacionalmente. Un estado responsable no puede
designar a un funcionario que tienen acusaciones graves en el ámbito
internacional, ya que la receta para el conflicto es segura. Como ya vimos.
Lamentable para todos.
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