El avión Boeing 777 de Malaysia Airlines
MH17 derribado sobre territorio ucraniano, o más específicamente de
la República Popular de Donetsk, ocasionó la muerte de 298 pasajeros, que viajaban de Ámsterdam hasta
Kuala Lumpur. Este ataque se suma a por
lo menos otros dos ataques a aviones que volaban en esa zona de Ucrania, un avión
militar de transporte Antonov An-26 y un avión de ataque táctico SU-25, que
demuestra un patrón de actividades militares anti-aéreas que evidencia la
capacidad de vectores de lanzamiento militares de largo alcance y la
determinación de su utilización. Es
importante recordar que el avión de MH17 volaba a 10.000 metros de altitud.
Este ataque a un avión civil, representa
el tercero en las últimas décadas contra aviones civiles resultando en la muerte de cientos de
personas. El primero y más importante fue el vuelo de Korean Airlines 007 en un
Boeing 747 en la ruta Nueva York hasta Seúl el 31 de agosto de 1983. Aunque nunca fueron aclarados los hechos, la
información disponible es que cazas de la Unión Soviética derribaron el avión.
El segundo caso, es otro Boeing 747 en el vuelo 103 de Pan American en la ruta
Detroit-Frankfurt que explotó el 21 de
diciembre de 1988 como consecuencia de un ataque terrorista, por el cual fueron
juzgados agentes del gobierno Libio de Muamar Gadafi.
En el ataque al avión malayo, es
importante señalar algunos aspectos relevantes para el análisis: el ataque se produce por una acción de
misiles tierra aire en una zona, donde oficialmente no se produce un conflicto
armado, sino un movimiento; de los 298 civiles que viajaban en el avión, 193 eran ciudadanos holandeses; el movimiento
separatista que inicia el conflicto en la zona ha sido apoyado por Rusia; el
Consejo de Seguridad de la ONU, la Unión Europea y los Estados Unidos han hecho
diversas condenas y llamados para que cese la intervención rusa y se busque una
solución negociada y se han planteado sanciones para los protagonistas de la
crisis.
Más allá de todas estas consideraciones
políticas, la comunidad internacional y en particular el Gobierno de Holanda necesitaran
establecer las responsabilidades por la muerte de casi 300 civiles inocentes y
en particular los 193 holandeses. Este
no es el caso del avión de Korean Airlines derribado por la Unión Soviética que
quedó impune por la dinámica de la guerra fria, porque incluso en el ataque
terrorista contra el avión de Pan Am se determinaron las responsabilidades
criminales y civiles del caso. El
desarrollo del derecho internacional penal, a través de una corte permanente y
la conciencia de la lucha contra la impunidad están mejor establecidas hoy que
hace 30 años. Por lo que pensamos, que
luego de la entrega de los cadáveres a las autoridades holandesas, tal y como
lo anunció el Primer Ministro Holandés, Mark Rutte, usaran todos los recursos
“políticos, económicos y financieros” para determinar las responsabilidades.
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