La situación que se desarrolla en el centro de Europa con la
intervención de Rusia en el proceso intento de Rusia es una crisis de grandes
dimensiones. Desde noviembre del año
pasado, la situación comenzó con una revuelta popular porque el gobierno de
Ucrania decidió suspender las negociaciones que acercaban al país a la esfera
de la Unión Europea y alejaban de la orbita rusa. Desde allí hasta el momento mismo
que escribimos estas líneas, las tensiones políticas, militares, sociales,
étnicas y geopolíticas están incrementando a cada momento.
En una columna de estas dimensiones sería imposible
reproducir todas ellas, pero si quisiera mencionar los elementos claves de cada
una de ellas:
1. En lo político en Gobierno de Ucrania ya es calificado
como un gobierno fallido, incapaz de mantener la unidad territorial y unificar
a la población alrededor de la defensa nacional.
2. En lo militar, las movilizaciones de tropas, equipo
militar tanto terrestre como área esta escalando el potencial de perder el
control, en particular con el gran número de fuerzas paramilitares que de cada
lado están intentando defender su propia causa.
3. En lo social, un país se divide, con las graves
consecuencias para el tejido social e histórico que representa Ucrania.
4. En lo étnico, los enfrentamientos entre los diversos
grupos raciales en el área, esta profundizando viejas heridas entre grupos que
han vivido en diversos momentos históricos periodos de paz y conflicto.
5. Sin embargo, para nosotros como latinos de este lado del
mundo, el tema de mayor repercusión lo representa la paralización de los
diferentes bloques desde la perspectiva geopolítica. En la ONU se dieron las primeras discusiones,
donde Venezuela apoyó la división de Ucrania e indirectamente a Rusia. En la
actualidad no hay un escenario claro de discusión. Al momento, amenazas de
sanciones a personas en Rusia formuladas por la Unión Europea y los Estados
Unidos se ven ineficaces y desproporcionadamente pequeñas frente al tamaño de
lo que sucede. Diversos países intentan mediar, como el caso de Suiza para
evitar que los daños sean irreversibles para todos.
Sin embargo, este es el peor momento de la política
internacional desde el fin de la guerra fría. Y un momento de gran preocupación
porque no hay una agenda cooperativa que permita visualizar una solución. La
Unión Europea se encuentra debilitada en lo interno y los Estados Unidos
manejan demasiadas escenarios sin una claridad de acción. Solo queda esperar, para evaluar.
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