Desde que el ganador del Oscar al mejor actor secundario
Jared Leto se solidarizara con las protestas en Ucrania y en Venezuela, mucho
se ha especulado sobre las relaciones entre ambas protestas cívicas. Sin
embargo, quizás los elementos reposan más en lo que no podemos ver claramente
que en la gente protestando en las calles.
En una lectura muy rápida, los orígenes de ambas protestas
tienen que ver la alineación de la sociedad venezolana y ucraniana contra un
proyecto cercano al socialismo hegemónico y mas cercano a las miradas
democrático de corte liberal. En el caso del gobierno venezolano cercano a Cuba
y de distancia con los Estados Unidos de América y las organizaciones que
promueven el libre comercio y respeto a los Derechos Humanos como el caso de la
OEA. En el caso Ucraniano, la formal decisión del anterior gobierno en
Noviembre de anunciar la finalización de las negociaciones con la Unión Europea
y afianzar los lazos con Rusia fue el detonante de las protestas. En ambos
casos el acceso a bienes y servicios es un elemento de las protestas.
Por otro lado, el papel de las organizaciones
internacionales para velar por el cumplimiento de los Derechos Humanos se han
visto paralizadas por formalismo de un lado o de las presiones políticas que
los países ejercen para evitar que la comunidad internacional pueda intervenir. En este caso, es interesante especular sobre
el papel de la geopolítica rusa en este momento. En el caso Ucraniano es muy
sencillo hacerse a la idea de que Ucrania y en particular algunas áreas como
Crimea están muy ligadas a la historia rusa. En el caso venezolano, podría
preguntarse el analista si el anuncio del Ministro de Defensa ruso de abrir
bases en la región caribeña, incluido Venezuela no tiene una clara
intencionalidad. En política no hay causalidades y en geopolítica rusa, no hay
la menor duda.
Cabe preguntarse si la situación que viven ambos países,
Ucrania y Venezuela son causa o consecuencia. La falta de capacidad de los
sistemas internacionales establecidos para proteger a la gente están en crisis
o simplemente no están adaptados a la actuación de la sociedad civil no
organizada fuera de los estamentos del estado o las diplomacias gubernamentales
aún tienen demasiado poder como para neutralizar cualquier intento de ayudar a
un grupo político que diciente del gobierno. Además, en este caso tanto el
Gobierno Ruso como el Venezolano han demostrado que son capaces de usar las
herramientas mas fuertes de la
diplomacia como la amenaza del uso de la fuerza o la ruptura de las relaciones
diplomáticas para presionar que no se investigue o se estudie el problema.
Sin embargo, en cualquiera de los casos, la fuerza de la
comunidad internacional siempre termina interviniendo, aunque a veces no sea de
la mejor forma.
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