Asilo Político


Cuando hace poco mas de un año, en esta columna comentábamos la situación del asilo diplomático de Julián Assange en la Embajada de Ecuador en Londres, afirmaba que la situación se resolvería con discreción y con rapidez.

Sin embargo, un colega funcionario internacional en Ginebra, comentó en una de las redes sociales, que no compartía mi criterio, que la situación no se solucionaría tan fácil. Mi colega tenía razón.

Ya Assange ha hecho de la Embajada su residencia habitual y el escandalo internacional en relación con la solicitud de asilo del ex contratista de la CIA Edward Snowdem ha puesto el tema nuevamente sobre la mesa.

El asilo diplomático es una de las instituciones fundamentales de las relaciones internacionales y durante mucho tiempo, en especial en la guerra fría, los escapes para uno u otro lado de la cortina de hierro fue una práctica habitual, espías y doble agentes, pasaban información y conseguían a cambio una residencia legal, la protección del respectivo estado, una cantidad de dinero para comenzar una vida y probablemente un trabajo con sueldo mensual.

Pero las declaraciones del Presidente Ruso Vladimir Putin, en relación con la solicitud de Snowdem, condicionando su aprobación con las siguientes declaraciones: “Si quiere quedarse aquí, hay una condición: que interrumpa su trabajo dirigido a perjudicar a nuestros socios norteamericanos.” Además, la forma en que la Administración Obama ha presionado a los diferentes estados que podrían recibir al solicitud del ex contratista de la CIA, ha cerrado las puertas de un asilo legal.

En este contexto, los gobiernos latinoamericanos, tradicionales defensores de la figura del asilo han destacado en los discursos internacionales, pero con muy poco eficiencia. Los pronunciamientos de Rafael Correa, Evo Morales o Nicolás Maduro, han sido mas retorica que efectiva protección del famoso ex agente de la CIA.

No me refiero en este artículo a las graves informaciones que el Señor Snowdem o el Señor Assange están filtrando a la comunidad internacional, eso no es el fondo del problema que quiero destacar, sino la idoneidad de las herramientas del Derecho Internacional contemporáneo para enfrentar los nuevos desafíos que la política y la acción de los estados crea.

La posibilidad de que con el asilo, cualquier estado asumiera la agenda de un personaje cualquiera y lo sustrajera de la persecución y soberanía de otro, fue siempre un elemento fundamental de las relaciones internacionales. Hoy, en estos tiempos de cambio, pareciera que la propia institución del asilo esta en crisis.  

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