Venezuela y sus obligaciones internacionales


Compartía en una reunión en días pasados la mesa con el Relator de Naciones Unidas para un país con graves problemas de derechos humanos. Intercambiamos sobre las dificultades de lograr el respeto a las garantías básicas por parte de gobiernos no democráticos o en transición a ella.

Sin embargo, en algún momento me comentó, haciendo alusión a mi nacionalidad venezolana, que en las diferentes reuniones en el seno de la ONU,  el Embajador de la República Bolivariana de Venezuela, en unión de otros embajadores como Corea del Norte o Irán, siempre rechazaban las relatorías de país, como una expresión de intervención en los asuntos internos, aunque ellas significaran avances en la gobernabilidad o calidad de vida de la población del país.  Me comentaba, con cierta tristeza, esa voz tan peculiar que el Gobierno Bolivariano había asumido, alejado de su gran compromiso histórico en América Latina con los Derechos Humanos.

Quisiera concatenar este comentario informal, con la declaración del Canciller de Uruguay, Luis Almagro, en el marco de la 43º Asamblea General de la OEA, cuando formulaba a los países de la izquierda latinoamericana que se equivocaban con su discurso en contra del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Afirmaba a continuación que para la izquierda latinoamericana el discurso en defensa de los Derechos Humanos y de sus mecanismos de protección habían estado siempre en el corazón de la práctica de sus trabajos, pero también de la protección de muchos de los activistas y militantes que habían sufrido de las persecuciones a todo lo largo de la región.

Estas dos reflexiones obligan a revisar lo que sucede en Venezuela, en ocasión del tipo de socialismo que se esta desarrollando y la relación con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos,  los órganos de supervisión y en general de la acción internacional.

El paradigma que la sociedad contemporánea espera lograr tiene que ver con el total desarrollo de la persona humana, independientemente de su raza, edad, religión, sexo o condición social. El mandato de la comunidad internacional para la supervisión de todos los países en la consecución de los objetivos, se ha resumido como los objetivos del Milenio aprobados por la ONU.

En el contexto político que vive Venezuela, la ausencia de los mecanismos de supervisión internacional, el bloqueo de observación internacional de los organismos internacionales, el desacato de las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Consejo de Derechos Humanos, por solo nombrar algunos, están contribuyendo a cerrar las puertas a las soluciones cooperativas en política. No tener opciones en política es siempre un problema y cuando esa percepción se materializa en la población, todos perdemos.

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