La observación electoral internacional es uno de los temas
emergentes en la agenda de los organismos globales, como ONU, OEA, Unión
Europea o Unión Africana, por mencionar algunos.
Estas instituciones tienen departamentos enteros dedicados a
temas de cooperación y observación electoral. La ONU tiene su División de
Asistencia Electoral en el Departamento Político el cual ha apoyado elecciones
en África, en Madagascar, Libia. Mali,
Somalia, Kenia, Guinea, Guinea-Bissau,
República Centro Africana, Burundi,
Sierra Leona, Somalia, Sudan; En Europa, Chipre, Grecia, Macedonia;
En Asia, en Nepal, Sri Lanka, por nombrar algunos.
En el caso de nuestro continente, la OEA ha organizado rutinarias misiones de
observación electoral, jugando en muchos un papel de segundo orden formulando recomendaciones
donde se mencionan las cosas que pueden hacerse mejor.
Ahora, cuando las cosas no salen bien, el papel de la Misión
de Observación imparcial y técnico de la organización pasa a convertirse en una
herramienta fundamental en la búsqueda de la paz y la concordia en el proceso.
No me refiero a las misiones de observación electoral, donde
políticos llegan con 24 o 48 horas de anticipación, se reúnen con los
candidatos, tienen una agenda social, recorren algunos centro de votación y
antes de salir al aeropuerto emiten un comunicado. No me refiero a esa misión.
La observación electoral técnica y legal, se caracteriza por
la firma de un memorándum de entendimiento, donde se establecen las
obligaciones de la partes, se audita todo el sistema electoral, se revisan las
disposiciones legales y se verifican todas las instancias de control. Esto no
se realiza en Venezuela desde las elecciones parlamentarias del año 2005,
cuando los organismos de observación comenzaron a formular serias observaciones
al sistema. A partir de esa fecha se
cambió el termino de observadores internacionales, por “acompañantes
internacionales”, para relativizar su mandato.
En las elecciones del 2005,
la Unión Europea recomendó al CNE imponer restricciones al uso de
recursos públicos en la campaña, entre muchas otras observaciones. La OEA igualmente
recomendó trabajar en las auditorias de los sistemas automatizados para generar
mayor confianza, dentro de un documento donde calificó los “temas controvertidos”,
donde se incluyeron decenas de observaciones, que por lo limitado del espacio
no podemos transcribir aquí. Si esas recomendaciones se hubieran puesto en
práctica, quizás la situación actual no existiría.
Si organismos electorales internacionales, profesionales e
imparciales hubieran participado en las elecciones del 14 de Abril, podría
buscarse una opinión que ayudará a calmar los ánimos. Pero el CNE y el Gobierno
Bolivariano cerraron toda las posibilidades.
Ahora, a afrontar las consecuencias y esperar que para los próximos
comicios, retomemos la observación profesional y técnica en paralelo con la
política, por la paz y sosiego del país.
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