Reforma de la CIDH



Desde hace casi dos años, la diplomacia interamericana ha convertido la OEA en el centro del debate para la reforma de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).  Todos coinciden en que la reforma es necesaria, pero nadie coincide en que hay que cambiar y hacia donde debe ir el trabajo.
Quizás, podemos definir tres grandes grupos de actores. Primero los estados miembros de la OEA, en segundo, la propia CIHD y en tercero la sociedad civil y ONG del mundo entero. Veamos un poco el debate.
La CIDH es la institución de protección de derechos humanos más amplia y antigua del continente. Todos los países sin excepción, incluida Cuba y los Estados Unidos, forman parte del mandato de protección y promoción de los derechos humanos. Para cumplir esa función recibe denuncias individuales, hace informes generales de países o temas y posee además relatorías temáticas, como son por ejemplo, libertad de expresión, derechos indígenas o situación carcelaria por nombrar algunas.
Sin embargo, la CIDH es victima de su propio éxito, hoy en día son miles de denuncias que no puede procesar por la falta de recursos, que los propios países miembros de la OEA han provocado al bloquear los recursos para su funcionamiento. A la fecha, el presupuesto del Sistema de Protección de Derechos Humanos de la Organización es menor que el Departamento de Computación de la OEA.
Dicho esto, los Estados tienen objetivos encontrados. La mayoría de los países, efectivamente quieren un fortalecimiento del sistema, evitando muchos de los problemas de discrecionalidad que se desprenden de la falta de recursos. Por el otro lado, un grupo en el ALBA, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador buscan un redimensionamiento de la función, privilegiando los arreglos amistosos entre los estados y las victimas, antes que usar la vía jurisdiccional de la Corte Interamericana; bloquear el financiamiento directo de la CIDH y sus relatorías, redimensionar el uso de los informes de país y reducir el uso de las medidas cautelares. Estos temas, abiertos a discusión, son un elemento fundamental de las herramientas que tiene el sistema para poder actuar. Si se eliminan o reducen aún mas, el Sistema se debilitaría. Un punto importante a destacar, es que de estos 4 países Venezuela ya denunció el Sistema como un todo y Bolivia acabada de anunciar el mismo camino. Así que moralmente ambos países tienen poco que agregar.
La batalla que se libra hoy viernes en la OEA no es simplemente países del ALBA contra el resto del continente. El tema es más de fondo, sobre la naturaleza de la protección de los ciudadanos del continente.
Podemos aventurar que el resultado será en contra de los países del ALBA. Pero la discusión que se desarrolla en la Asamblea General es mas que un problema puntual de votos, tiene que ver con la visión que de la sociedad y los Derechos Humanos predominará en el continente. 

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