Uno de los paragrafos mas interesantes de la Declaración
en la reciente Cumbre de Santiago entre la Unión Europea y la Comunidad de
Estados Latinomamericanos y caribeños, se refiere al papel de los organismos de
protección de derechos humanos. Luego de una introducción relacionada con los
compromisos generales de los estados reunidos de proteger, aprobaron el
siguiente texto:
“Destacamos el papel central de las Naciones Unidas y
la contribución de los órganos de derechos humanos y organizaciones como el
Consejo de Derechos Humanos y nos comprometemos a continuar colaborando con el
fin de fortalecerlos.”
Este declaración, dentro de muchas de las diversas
interpretaciones que puede tener esta postura política de los casi 60 países
representados en la mesa, tiene que ver con la revisión del apoyo que los
estados en el mundo occidental esta dando a los mecanismos regionales de
protección de derechos humanos.
En el Sistema Interamericano, en el seno de la OEA se
aprobó un plan de fortalecimiento del sistema. En Europa, en el seno de la corte
regional se han dado a la misma tarea.
Sin embargo, frente al diagnostico común de una crisis en los sistemas,
los dos grupos regionales han reaccionado de manera casi opuesta.
En el Sistema Interamericano, las propuestas tienden a
debilitar la presentación de casos individuales y fortalecer el papel político
de los estados en la resolución de las peticiones. Por el contrario, en el caso
Europeo, la estrategia aprobada en la Cumbre de Brigthon el año pasado, ha sido
mas bien fortalecer al nivel domestico la implementación, no solo de las
decisiones de la Corte, sino tambien de las instituciones y principios que
sustentan ese mecanismo regional de protección.
En otras palabras, mientras los europeos intentan
empujar la protección acercando las instituciones a los países y a los
ciudadanos, en el sistema interamericano se pretende alejar las peticiones
individuales y fortalecer la función diplomatica y oficial de los gobiernos en
los temas. Sin mencionar la posición del Gobierno Bolivariano de anunciar el
retiro del sistema como un todo, incluyendo sus dos órganos Corte y Comisión.
Si todo esto es correcto y los países europeos y
americanos estan enfrentados en la forma como deben protegerse los derechos
humanos, ¿Por qué los europeos apoyan a los latinoamericanos y caribeños en un
mecanismos como el representado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU,
donde el papel preponderante lo tiene el examen entre estados, antes que una verdadera
acción de resguardo del individuo?
Quizás sea una lectura pesimista. Quizas los sistemas
de protección regionales no esten en crisis. Quizas solo sean los tiempos de
cambios que nos toca vivir. Pero todo parece que los estados vienen de regreso
en eso de permitir a la comunidad internacional la injerencia en la acción con
sus ciudadanos.
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