Los
diferentes análisis que se publicaron la semana pasada sobre la crisis de
gobierno en Paraguay solo pudieron tomar la información que se refería a la
destitución del Presidente Lugo y su “aceptación” del juicio político. La
revista Semana de Bogotá, por ejemplo, en su edición pasada, agradecía al
expresidente Paraguayo su actitud conciliadora para evitar una crisis. Sin
embargo, los editores colombianos no contaban con la diplomacia
bolivariana. Pareciera que los países del
ALBA intentan revivir una crisis a lo Zelaya, intentando forzar las
comparaciones entre los dos procesos. Pero las cosas no son iguales y están
transitando caminos diferentes.
En la OEA,
primer foco de atención, se designó a una Comisión que viajo a Asunción a
entrevistarse con las partes. Los países del ALBA trataron de bloquear esta misión
sin éxito, buscando una condena inmediata. Hasta el momento y luego de una
ronda de reuniones, el Secretario General Inzulza declaró, “la situación no es
grave, pero delicada”.
Sin
embargo, el verdadero foco de la tensión se desató cuando la diplomacia
brasileña vio en la suspensión de Paraguay la oportunidad para lograr el tan
ansiado ingreso pleno de Venezuela al MERCOSUR, que había sido bloqueado por el
Senado Paraguayo desde hacía varios años, alegando el déficit democrático que a
su juicio vive Venezuela. En una
declaración corta y confusa, los Presidentes de Brasil, Argentina y Uruguay
aceptaron el ingreso definitivo de Venezuela, pero la recepción oficial será en
una reunión a finales de mes en Rio de Janeiro.
La sorpresa
en el mundo diplomático continental fue mayúscula. La violación del tratado de
MERCOSUR dejó a propios y extraños en un mutismo general. La suspensión de un
socio no afecta las decisiones soberanas como el ingreso de un nuevo miembro al
grupo. Pero el debate llegó a su máxima
expresión, cuando el canciller de Uruguay a las pocas horas cuestionó la
decisión del MERCOSUR y explicó que su gobierno consideraba que no era la forma
apropiada y planteaba diferencias “políticas, legales y éticas” al ingreso de
Venezuela. En la entrevista de radio del canciller Uruguayo destacó el papel de
Brasil en asegurar el ingreso de nuestro país al grupo comercial.
Luego los
gobiernos de Brasil y Argentina cuestionaron las declaraciones de su socio
uruguayo explicando el consenso general en esa reunión. Cada gobierno defendió
sus propias razones.
Sin
embargo, en el continente y en general en la comunidad internacional ha quedado
un sabor amargo de proceso. Un país
soberano es suspendido por el ejercicio de una potestad parlamentaria de
control del ejecutivo y en una decisión político-diplomática se le desprende de
sus atributos soberanos, como es la decisión de que país puede ingresar a un
acuerdo de integración como el MERCOSUR.
Paraguay es
un país muy especial en el continente, ha resistido en 2 ocasiones la invasión
militar despiadada de sus vecinos y siempre ha logrado emerger. Veremos en las
próximas semanas el resultado de este nuevo giro de la diplomacia bolivariana.
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