El nuevo Estado Palestino


La semana pasada fue de intenso movimiento en la Liga Árabe en su más reciente cumbre en Qatar. En la reunión se aprobó la decisión de apoyar la creación de un Estado Palestino, con todas las formalidades propias de un nuevo sujeto de Derecho Internacional.

El comunicado de la Liga del 14 de Julio de 2011 presentado por Nabil Al-Arabi, Secretario General de la Liga, informó de la decisión de elevar la condición de observador de la Autoridad Palestina, para permitir la admisión de lo que podría ser el estado número 194, después de la República del Sur de Sudan.

Esta decisión de los países árabes, viene a cambiar la posición tradicional que ha considerado como una buena estrategia evitar la proclamación del Estado Palestino, para presionar al Estado de Israel a cumplir las obligaciones internacionales derivadas del Derecho Internacional Humanitario como potencia ocupante. De esta forma, Israel tendría la obligación teórica de garantizar todos los gastos derivados de la población y administración de los territorios ocupados.

Lograr que esta idea se materialice, vendría a completar el Plan original de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para estabilizar la región después de finalizar el mandato británico en 1947; crear dos estados: uno judío y otro árabe, para poder solucionar la problemática. Los árabes nunca aceptaron la idea, porque se asignaban menos área de la que aspiraban, pero los judíos aceptaron de inmediato. Desde esa fecha hasta ahora, no se ha logrado una paz duradera, pero tampoco un funcionamiento internacional normal, donde puedan interactuar dos estados soberanos de manera institucional.

Tantos años de fracasos, muertos y tensiones podría llegar a su fin si hay un esfuerzo de comprensión de la comunidad internacional. El ingreso en la ONU lo autoriza la Asamblea General a petición del Consejo de Seguridad. Algunas fuentes cercanas a la Liga Árabe, se refieren a un apoyo de más de 120 estados en la Asamblea General, pero el tema sería el apoyo en el Consejo de Seguridad, donde el papel de Francia o el Reino Unido para influir en el voto de Estados Unidos sería clave, ya que este siempre ha votado en contra de esta iniciativa, que define como “unilateralista”.

Pero los vientos parecen ser favorables. La semana pasada, marcharon judíos y palestinos por un recorrido marcado por el simbolismo, desde la Puerta de Jaffa, en las murallas otomanas de la ciudad vieja de Jerusalén y concluyó en el barrio de Sheij Jarrah, distrito en el que la expulsión de familias árabes de sus viviendas para ser ocupadas por colonos judíos dio pie al nacimiento de las protestas que cada viernes se celebran a la entrada del barrio.

Que Palestina se convierta en un estado independiente, miembro de la ONU y reconocido por la comunidad internacional no solucionará el problema. Pero sería la mejor forma de comenzar un dialogo serio, que permita una paz duradera en el tiempo.

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