El renacer de Francia

África aparece en el mapa de la política internacional, en titulares y a ocho columnas. Por un lado los movimientos pro-reformas democráticas en el norte del continente. En el centro de África, el ex Presidente de Costa de Marfil es detenido en el marco de un operativo con amplio respaldo internacional. Pero ambos sucesos tienen algo más que un denominador común geográfico: el papel de Francia.

El Gobierno que encabeza Nicolas Sarkozy ha liderado de manera inusual la política internacional de las últimas semanas. Fue en Paris, donde se reunieron los países que apoyaron la intervención militar en Libia y ha sido la acción del contingente francés que actúa por mandato de la Organización de las Naciones Unidas en Costa de Marfil, que facilitó la captura del presidente Gabgbo.

¿Que impulsa este resurgir francés en la política internacional? La respuesta tiene los más diversos orígenes. La instauración de un mundo multipolar es cada día una realidad más concluyente. Si bien es cierto, que el poderío militar de los Estados Unidos de América sigue siendo indiscutible, un número de países emergentes en lo político, han entendido la necesidad de contar una fuerza militar que permita refrendar con capacidad y poderío armado las decisiones políticas. Países considerados como fuerzas no tradicionales cuentan en su arsenal militar con portaviones: Francia, España, Brasil, Italia o la India; mientras que fuerzas navales más notables como el Reino Unido, han reducido el uso de estos equipos como consecuencia de la grave crisis económica.

De esta forma, el presidente francés ha emprendido un camino para reposicionar a Francia dentro del liderazgo internacional, acompañado de una revisión de su presencia militar. Por ejemplo, en el año 2009, el Presidente Sarkozy tomó la decisión de que su país volviera a la estructura militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). De esta forma se anuló la decisión del General De Gaulle de aislar a Francia de la defensa continental a finales de los cincuenta. Por otro lado, Francia compite como proveedor de tecnología militar de punta, que no implica la alineación con ningún grupo en especial.

La Francia contemporánea, parece aprovechar una posición de predominio en la Unión Europea y está usando el poder del grupo de integración continental para proyectar la fuerza gala en la política internacional, en un momento donde las agendas nacionales de los Estados Unidos, Inglaterra y muchos otros estados, están dominadas por la crisis económica y el recorte de gastos militares.

¿Qué futuro deparan estas acciones de Francia? En lo global, una progresiva democratización de la política internacional, materializando el tan necesario multipolarismo. En lo regional, muchas agendas parecen estar colapsando, desde la interna francesa hasta el precario equilibrio africano. El futuro, dependerá del compromiso en el cumplimiento de los grandes consensos de la política internacional contemporánea. De lo contrario, solo crecerá el caos.

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