Entre huelgas de Hambre y Gadafi


Un grupo representativo de la juventud universitaria, se mantuvo por días frente a la sede de la OEA, con el único objetivo de exigir al Gobierno Nacional la autorización de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), institución encargada de vigilar el cumplimiento de los derechos humanos en el hemisferio.

Desde el 2003, la Comisión Interamericana ha solicitado al Gobierno Venezolano la autorización para realizar la visita, que de seguimiento a la primera ocurrida en ocasión del golpe de estado del 2002. No se han publicado el número de veces que la CIDH ha solicitado al Gobierno visitar de nuevo el país, pero podemos inferir que al menos una vez al año. El Gobierno Venezolano contestó una vez, que solo autorizaría la visita si “la Comisión abandonada su posición parcializada hacia Venezuela” y en otra ocasión exigió el cumplimiento de 3 condiciones para autorizar la visita: 1. Que la Comisión admita su error al reconocer al gobierno golpista en el 2002; 2. Que sustituya al Secretario de la Comisión y 3. Que se reforme el Reglamento de la Comisión.

Desde los años 60 que la Comisión inició sus visitas, ningún ha país ha negado totalmente la visita del máximo órgano no judicial del continente en materia de derechos humanos. Ni el General Pinochet en Chile, ni los Generales miembros de la Junta de Gobierno en Argentina; ni en los peores momentos de la luchas en Centro América, ni en Haití, en ningún lugar la Comisión ha tenido las puertas totalmente cerradas como en el caso de la Venezuela contemporánea.

Pero el levantamiento de la huelga, pareciera darle un margen de tiempo al Gobierno para manejar sus relaciones con los estudiantes y por ende con la comunidad internacional. Sin embargo y de manera sorpresiva, el reloj internacional comenzó a funcionar más rápido. La declaración del Ministro de Asuntos Exteriores Británico Willian Hague, que pretendía relacionar al Presidente Chávez y al gobernante libio Muhammad Gadafi ha sido uno de los ataques más fuertes recibidos por el gobierno en los últimos 12 años. Pero aceleró muchos relojes.

En un momento, donde el efecto dómino de los gobiernos árabes se siente avanzar, relacionar directamente a Venezuela con ese movimiento, tiene graves consecuencias para la revolución bolivariana el concierto internacional. El Gobierno de Libia se desmorona poco a poco, con un costo en vidas inaceptable para ningún país civilizado y el Ejecutivo Venezolano se encuentra atrapado entre sus recientes alianzas. No condena y además se le menciona como el lugar para un exilio, inaceptable en ningún otro país en la actualidad.

El Gobierno necesita con urgencia diseñar un plan que le permita mostrar una cara más amable en el contexto internacional. Quizás la visita de la Comisión Interamericana le convenga hoy más al Presidente Chávez que a todos los estudiantes y presos políticos que han exigido y presionado para abrir el dialogo necesario sobre Derechos Humanos. Los relojes no siempre se pueden controlar y cuando los externos se mueven más rápidos que los internos, hay que cuidarse.

Comentarios

carlos hernandez ha dicho que…
Primo muy buen artículo. ahora el comentario de que el gobierno Libio de Gadaffi se desmorona poco a poco es cierto, pero, después de 41 años, será que Venezuela tiene que esperar todo eso?