Costa Rica y Nicaragua: una crisis por entrega


Un territorio aluvional de 151 Km2, un poco más pequeño que el Municipio Sucre de Caracas, tiene a la OEA en jaque. Según el canciller costarricense, las tropas nicaragüenses en la zona han oscilado entre 50 soldados al comienzo de la crisis, hasta casi los 600 efectivos, con helicópteros y botes artillados. Es decir, una situación de gran tensión que no ha escalado por la desmilitarización de Costa Rica, al otro lado del río.

La controversia está directamente relacionada con la posesión y control del río San Juan y algunas de las zonas aledañas. Aunque la situación ya fue resuelta por la Corte Internacional de Justicia hace 2 años, Costa Rica y Nicaragua no han implementado los diversos alcances de esa decisión judicial. En esta ocasión, las cosas lucen más complejas, porque Nicaragua no reconoce la existencia de ningún conflicto, mientras que Costa Rica alega la invasión de su territorio soberano.

Frente a la ocupación de su territorio, el Gobierno de Costa Rica presentó el caso ante la OEA, exigiendo una comisión de verificación que permitiera una solución. Esta mediación de la OEA ha avanzado con mejor técnica que las últimas crisis. En los diversos viajes entre San Jose, Managua y Washington, el Secretario Inzulsa destacó que no están interviniendo en ningún conflicto territorial, si no la tensión que provocaron los movimientos de tropas nicaragüenses.

Esta primera etapa finalizó con un éxito para Costa Rica, ya que la Resolución que exige el retiro de las tropas nicaragüenses fue aprobada con un solo voto en contra, el de Venezuela. El 27 de noviembre vence el plazo para el retiro de las tropas y el Presidente Ortega ya anunció que no se movería de sus posiciones y que incluso estaba evaluando el retiro de su país de la OEA.

Las opciones no son muchas ni para los actores, ni para el continente. Si Nicaragua no cumple con la solicitud de los países de la región o no logra construir una solución bilateral, Costa Rica podrá activar un nivel superior en la agenda diplomática, en este caso podría ser la solicitud de la activación del Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca (TIAR), que pide el expresidente Oscar Arias o llevar el tema al Consejo de Seguridad de la ONU, como parece preferir la administración de la Presidente Chichilla.

Para Nicaragua son pocas las opciones. Las medidas de fuerza nunca dan resultados en el mediano plazo, aunque tengas el apoyo del ALBA. Y esa lección la conoce Nicaragua, porque fue el país que derrotó a los Estados Unidos por el apoyo de la Administración Reagan a los paramilitares antisandinistas, en un caso ante la Corte Internacional de Justicia en los años ochenta

Para la OEA, las opciones son limitadas. El Secretario General Inzulsa necesita mejorar la capacidad de la organización para construir consensos que ayuden a consolidar la paz en la región. El costo del fracaso sería alto. Una semana y sabremos el desenlace.

Publicado en el diario Tal Cual de Caracas.

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