Brasil y Turquia: se mueve el panorama mundial


La ONU sube el nivel de las sanciones a Irán. Esta nueva decisión del Consejo de Seguridad es un ultimátum, a juicio del Gobierno de Estados Unidos. Las transacciones económicas y empresariales del país están sujetas a prohibición o inspección con excepción el petróleo, principal producto de exportación. El día viernes el Gobierno Ruso anunció el embargo de un conjunto de armas en seguimiento de las sanciones adoptadas.

Este nuevo peldaño se aprobó con la el voto 12 los países representados en el Consejo de Seguridad, con la excepción del Líbano que se abstuvo y dos votos negativos que parecen cambiar el panorama de la diplomacia mundial: Turquía y Brasil.

De nuestro gigante vecino, poco se puede hablar. La agenda de Lula en su último año de gobierno ha fracturado la eficiencia y seguridad del famoso aparato diplomático brasileño. El reciente acuerdo con Irán, que pretendía abrir un camino de dialogo, queda ahora aislado y desconectado de la comunidad internacional con las nuevas sanciones del Consejo de Seguridad. Esta negativa podría afectar el objetivo de Brasil como jugador de la política mundial.

Por el otro lado, el cambio de Turquía debe generar gran preocupación en los países occidentales. Este gran país ha sido el aliado de Europa y Estados Unidos desde finales de la segunda guerra mundial, miembro de la OTAN, dique de contención frente al expansionismo fundamentalismo musulmán, parece no haber recibido un trato justo. Estados Unidos e Israel encontraron en este país un socio confiable pero discreto. Sin embargo, por décadas Turquía ha solicitado el ingreso a la Unión Europea sin éxito y ahora que la situación económica empeora para todos, es tiempo de acciones.

Las dos más recientes acciones de Turquía: el voto negativo contra la comunidad internacional en las sanciones contra Irán y servir de puerto para los embarques humanitarios con destino a Gaza son un cambio muy importante en el dinámico equilibrio de las relaciones entre oriente y occidente. Estos movimientos pueden ser un llamado de alerta para que occidente reaccione en tiempos de graves crisis económicas. El Secretario de Defensa de EEUU ya públicamente lamentó el voto turco, pero ratificó el papel de aliado del país. Pero también puede ser el cambio de posición de un aliado estratégico, cuya pérdida seria invalorable para las potencias occidentales y para el mundo en general.

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