Venezuela, teatro de conflicto de la guerra colombiana


La matanza de un grupo de colombianos en la frontera con Colombia en el Estado Táchira la semana pasada, es una señal de alerta para todo el país. El conflicto interno colombiano ha traspasado las fronteras establecidas entre los dos países y se ha ubicado en los estados fronterizos: Zulia, Táchira, Barinas y Apure. La distinción entre guerrilla o paramilitares para nosotros no debe tener importancia, son actores extranjeros creando zozobra al país y a nuestros conciudadanos.

Venezuela desde 1986 ensaya diversas políticas para manejar las consecuencias que el conflicto interno colombiano desborda sobre nosotros. En los primeros años fueron estrategias unilaterales que pretendían obviar el problema mientras los ganaderos de Apure y Táchira pagaban las consecuencias. Pérez luego sentaría las bases de una estrategia bilateral basada en la construcción de un dialogo político fronterizo, donde quedaba claro quién era amigo y quién enemigo. Los resultados no mejoraron la vida de la gente de fronteras, pero al menos la conflictividad entre Venezuela y Colombia no se acrecentó. A partir de 1994, Caldera mantuvo los diálogos con alguna base formal, pero la falta de confianza en una relación bilateral, hizo crecer la desconfianza.

Hace 10 años, el gobierno del Presidente Chávez dejó los esquemas formales y cambió las bases doctrinales. El conflicto colombiano se convirtió de nuevo en un tema ajeno a la realidad venezolana, ahora somos neutrales, es decir, no tomamos partido por la lucha en el país vecino. Al menos en teoría. Pero en la práctica, para la vida en las fronteras las cosas no mejoran. Se han probado todas las posibles políticas, pero parece que las cosas no mejoran: Venezuela ha sido amigo, enemigo y neutral frente a la guerrilla, pero la calidad de vida en las fronteras no ha mejorado.

El cambio de política hacia Colombia, aunado a la salida de la Comunidad Andina y la orden de congelar las relaciones con ese país, ha empeorado la calidad de vida de las fronteras y ha convertido esas zonas en parte del teatro de conflicto colombiano. La evolución del conflicto y su impacto en nuestro país, señalan que las últimas acciones no han sido las mejores. Por el país, por la gente de la frontera y la paz regional parece conveniente revisar las políticas y buscar en el pasado lo que pueda ayudar en el futuro.

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