Venezuela pierde sus conquistas en la relación con Colombia


A mediados del año 1999 los transportistas del estado Táchira bloquearon el comercio internacional que venía de Colombia. La razón que alegaban era que el proceso de integración andina era una fuente de ingresos para Caracas y Bogotá, dejando a la frontera sola y aislada de la riqueza de las capitales. Las instancias bilaterales de negociación, designadas diez años antes, intentaban matizar aquellas opiniones: al unisonó la Comisión de Asuntos Fronterizos (COPAF), el Consejo Nacional de Fronteras, la Comisión Negociadora (CONEG), la Comisión Binacional Militar (COMBIFRON) y los mecanismos de seguimiento al interior de las Cancillerías trataban de bajar la intensidad del bloqueo.

El recién electo Presidente Chávez viajó a la frontera a un encuentro presidencial con Andrés Pastrana y comenzó la presión. El presidente venezolano retomó las opiniones que en la campaña presidencial ya había dado: la Comunidad Andina debía cambiar y adaptarse a los nuevos tiempos. La arremetida contra la integración venezolana comenzaba y los transportistas fronterizos celebraban el bloqueo del transporte internacional de carga. El gobierno decretó el transbordo de mercancías y la integración entre Venezuela y la CAN sufría su primera herida mortal. Posteriormente vendría la sentencia del Tribunal de la CAN condenando a Venezuela y ordenando la suspensión del bloqueo. Nuestro país se negó a cumplirla y Colombia no quiso solicitar sanciones para posponer el final; tiempo después Venezuela abandonó la Comunidad Andina.

La frontera entre Venezuela y Colombia regresa al pasado al penalizar el comercio, la Guardia Nacional retoma nuevamente el control de cuantos litros de gasolina están permitidos o no, cuánta harina pan o cuál producto puede pasar o no. Sin embargo, el regreso al pasado no es completo. En los años del Presidente Lusinchi la violencia colombiana se limitaba a las zonas aledañas al límite internacional, el Nula o el Catatumbo. Ahora los grupos armados colombianos actúan en la totalidad de la frontera. Y la tensión entre los dos países es de gravedad internacional, la ONU, la OEA y los gobiernos de Brasil y España proponen soluciones. La relación bilateral se internacionaliza, rompiendo el esfuerzo venezolano de más de 80 años de no permitir la entrada de terceros en nuestra relación con Colombia.

Venezuela debe dejar a un lado su discurso belicista y re-evaluar su agenda para recordar que los temas de la agenda bilateral son de primera importancia y la inacción debilita nuestros avances en el pasado reciente.

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