Venezuela rompe definitivamente con Israel


Un anuncio en la visita del Presidente Hugo Chávez a Madrid hace algunas semanas fue reportado por las agencias y los periódicos locales de manera discreta: El Reino de España se encargaría de las relaciones consulares de Venezuela con Israel. De esta forma se vuelve definitivo un capricho presidencial, que rompe con la tradición de casi 200 años de la República de Venezuela en sus relaciones internacionales. Desde que Venezuela obtuvo su independencia como Estado con la ruptura de la federación gran colombiana, nuestro país nunca ha entrado en guerra, no ha tomado ventaja de los conflictos de otros países y sólo cuando las circunstancias han sido determinantes ha tomado un rol más activo. Un ejemplo, la declaración de la guerra a las potencias del Eje al final de la Segunda Guerra Mundial, como única forma para ingresar al nuevo sistema de la Organización de las Naciones Unidas. La política exterior venezolana era un éxito difícil de entender en la calle. Especialmente en las cuatro décadas de democracia, podíamos ser socios de los árabes en la OPEP y tener excelentes relaciones con Estados Unidos o Israel. No importa que en esas ocasiones se decretara un embargo petrolero o los países vecinos de Israel prometieran que hundirían a sus habitantes en las aguas del Mediterráneo. Venezuela apoyo la creación de un Estado israelí en el seno de la votación en la ONU, cuando se decidió la creación de 2 Estados separados para palestinos y judíos. Y siempre fue un interlocutor válido para todas las partes. La relación con Israel no estuvo exenta de enfrentamientos y tensiones en diversos momentos de la política del Medio Oriente. Pero Venezuela siempre fue una tierra de paz para unos y otros, árabes y judíos. Ahora esto parece tener un final. La decisión venezolana deja a una importante colonia venezolana sin representación consular en un país extranjero y a una colonia judía sin apoyo de su gobierno en nuestro país. Y por sobre todas las cosas deja a Venezuela en un lado del enfrentamiento. Ambas partes han cometido excesos y crímenes de guerra que deben ser castigados. Pero Venezuela, como heredera del legado de nuestros Libertadores no debe colocarse de un lado de la contienda, tiene la obligación de buscar una salida negociada en todos los foros en los cuales pertenece y no servir de apoyo a una sola de las partes, dejándonos solos, en un continente que siempre abre sus brazos a los que viene de lejos en busca de paz.
Publicado en el diario el Nuevo Pais, domingo 12 de octubre 2009

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