Brasil: una potencia mundial en desarrollo


Brasil decidió ser una potencia mundial y está trabajando en el tema. Está decisión no tiene que ver con un deseo del Presidente Lula Da Silva o un antojo momentáneo. El gigante del Sur planificó desde hace al menos una década dónde quería estar ahora y lo está logrando.

Uno de los rasgos iniciales que caracterizaron el plan de progreso de Brasil fue el auto abastecimiento en necesidades básicas, incluidas las militares. Un programa de apoyo a los agricultores fue el resultado, con costos ambientales asociados a la selva amazónica, pero las prioridades fueron establecidas. Luego, la plataforma industrial. A muchos les parecía una locura en los años setenta que Brasil desarrollará aviones propios. Y es que los primeros modelos de la empresa EMBRAER no daban muchas esperanzanas. Comenzaron, después, los acertados modelos militares AMX y Tucanos, mientras en paralelo comenzaron la fabricación de aviones civiles. Actualmente, EMBRAER es la tercera compañía productora de aviones del mundo, detrás de Boeing y Airbus.

En el área militar, a comienzos del milenio Brasil compró el portaviones francés de la clase Clemenceau. Un buque francés de los años 60, con capacidad para alojar 40 aviones, por el cual Brasil pagó 12 millones de dólares. El buen precio venía dado por que sería el propio comprador quien lo equiparía tanto es materia electrónica, armamento, etc. Cuando se interpeló a un alto oficial del Gobierno de Brasil el por qué de la compra, respondió de forma sencilla: “Brasil será una potencia mundial y una potencia necesita la capacidad de desplazamiento estratégico que aporta un portaviones.”

Este lunes, Brasil y Francia firmaron uno de los acuerdos militares más importantes fuera de la OTAN, casi 10.000 millones de dólares, que podría abarcar 36 aviones de caza, con capacidad para operar del portaviones, helicópteros, submarinos (incluido uno nuclear, ¡otra vez la superpotencia!). Este contrato, como lo hacen las superpotencias no es simplemente una compra de armas, es un verdadero intercambio, donde no sólo se venden cosas o se transfiere tecnología. Francia también adquirirá a aviones de transporte a Brasil.

La idea de que Brasil se convierta en una potencia es motivo de júbilo para todos; la idea de un mundo multipolar, donde el manejo del poder se equilibre es una buena noticia. Sin embargo, ser vecinos de una potencia tiene sus peligros y requerirá de nuestro país pensar en nuestro futuro. ¿Qué papel debemos jugar en este nuevo tablero continental?, ¿Seguiremos siendo simplemente proveedores seguros de materia prima energética? Creo que no es tema que unos pocos deban decidir. Es un tema de debate nacional.

Publicado en el diario El Nuevo Pais. Caracas

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