Las expropiaciones como política del gobierno bolivariano


El socialismo del siglo XXI se había caracterizado por su agresivas políticas de estatizaciones, todas ellas dirigidas a fortalecer la imagen del gobierno del pueblo y el enfrentamiento norte-sur, países ricos contra países pobres.

Las expropiaciones a las petroleras en la faja del Orinoco y las haciendas propiedades de ingleses, españoles y suizos, son insumo fundamentales en este imaginario colectivo. El discurso se ha enriquecido con la expropiación de las fábricas suizas y mexicanas de cemento, la compañía de electricidad de Caracas, la compañía de teléfonos, etc.

A la fecha, el Centro Internacional de Arbitraje en Materia de Inversiones CIADI, órgano técnico de arbitraje que forma parte del Sistema del Banco Mundial, sirve como sede para solucionar las controversias donde el estado venezolano ha sido demandado y donde deberá justificar sus acciones, y si es el caso pagar una indemnización. Venezuela ya fue sancionada con el pago de muchos millones de dólares, en la expropiación del sistema caracas-la guaira a la compañía “maxi-pistas” de capital mexicano en hace algunos años.

Pero esta semana en ocasión de la crisis con Colombia, el Presidente Chávez ha rebajado el discurso de las nacionalizaciones y expropiaciones a un asunto meramente coyuntural y sin ninguna importancia política.

“Uribe quédate tú con Monomeros Colombo-Venezolanos que aquí nos vamos a dedicar a expropiar empresas colombianas.” Estas fueron las palabras del Presidente Chávez en ocasión de la rueda de prensa que congeló las relaciones comerciales entre los dos países.

La idea de expropiaciones a grupos poderosos en beneficio popular, pasa a ser un tema de retaliación política, en contra de empresarios pequeños y medianos del propio continente. Si se llega a expropiar a los empresarios colombianos en nuestro país, probablemente tendrán que irse a la misma cola de los cientos de expropiados venezolanos a que aún no reciben sus indemnizaciones por haciendas, terrenos, viviendas e incluso los accionistas minoritarios de CANTV.

Esa cola de los pequeños y medianos accionistas que aún esperan por su indemnización, no es la cola de los propietarios de norteamericanos de la electricidad de Caracas, los españoles dueños del Banco de Venezuela o los grandes capitalistas internacionales que han multiplicado las ganancias con las expropiaciones del proceso revolucionario venezolano.

Publicado en el diario El Nuevo Pais, de Caracas.

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