Honduras: una novela por entregas


Todo golpe de estado es una tragedia en sí misma. Pero en el caso de Honduras hemos pasado de un guion de suspenso a una telenovela por entregas, donde los actores se suceden en rápidos planos visuales.

En la primera entrega aparece un presidente Zelaya en piyama, victima de la fuerza militar, expulsado de país pero que pudo articular y pagar un recorrido por las principales capitales de la región, incluidos televisados discursos ante el ALBA, la OEA y la ONU en Managua, Washington y Nueva York.

En una segunda entrega, presidentes del continente, aliados políticos de Zelaya, reclaman en cambiantes tomas diversos objetivos: recuperar su sombrero, invadir Honduras, restituir el orden constitucional, ordenar el retiro de embajadores, cerrar las fronteras y al final decretar un bloqueo económico.

En posteriores capítulos, el foco se fija en un cargo de dialogo obligado, como es el Secretario General de la OEA. Pero el guion establecido de mediador natural, cambió a perseguidor implacable de los golpistas, que dejó a la audiencia sorprendida. El público aún recuerda las gestiones del Sr. Insulza como Canciller de Chile para evitar que el General Pinochet fuera juzgado en España y muriera en la paz de su casa en Santiago. Sin embargo, la aparición del Secretario General sólo se limitaría a cronometrar las 72 horas para que un estado soberano se plegara a las condiciones impuestas.

Nuevamente, el protagonismo cambia. Ahora los focos se concentran en el Presidente de Costa Rica, que retoma el dialogo como elemento fundamental de las relaciones internacionales y logra sentar en una misma mesa a los que defienden las posiciones encontradas en Honduras. La Secretaria de Estado Hillary Clinton se consagra como actor invitado en la serie.

El Presidente de Costa Rica formula en público las condiciones de su labor mediadora. Autónoma, al afirmar que “dejaran a los centroamericanos resolver sus problemas”; abierta a cualquier solución, al explicar que “la democracia era el único sistema que permitía una segunda oportunidad”, conciliadora, al llamar a todas las partes en pugna para conseguir un territorio común y por último, un dialogo sin plazos que cumplir.

Los próximos días serán menos espectaculares, pero más efectivos. No veremos aviones, ni operaciones televisadas; menos emoción y más acción. Serán días de dialogo a puerta cerrada, para que las aguas que se salieron de cauce vuelvan a su río. Ojalá que el Presidente Arias obtenga por segunda vez, la paz que hace veinte años logró para la región.

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