El ALBA: ¿Una alternativa para las américas?

La emoción de la Cumbre de Trinidad y la presencia del Presidente Barack Obama dejaron a un lado la celebración de la séptima cumbre del ALBA. El propio encuentro se excluyó al formular una convocatoria que tenia por objetivo prepararse para la cumbre del sistema de la OEA.

La foto oficial es una buena forma de acercarse a lo que sucedió. Los fundadores y patrocinadores del grupo Venezuela-Cuba representados por dos hombres de uniforme, el comandante Chávez con botas de campaña y el comandante Raúl Castro con zapatos de vestir. De izquierda a derecha, como parece gustarle al grupo: primer ministro de Ralph Gonsalves; el Presidente de Bolivia Evo Morales que parecía ya recuperado de su huelga de hambre; los dos comandantes; Roosevelt Skerrit, Primer Ministro de Dominica; otro comandante, Daniel Ortega, Presidente de Nicaragua; con sombrero blanco vaquero, el Presidente Zelaya de Honduras, une en un abrazo a países miembros y observadores, mientras abraza al ex -obispo Fernando Lugo, ahora Presidente de Paraguay.

El ALBA se presenta como un grupo de concertación política, más cercano al G8 de las naciones más industrializadas que al grupo de integración latinoamericana y caribeña que aspira representar. El ALBA con cuidadosa arquitectura internacional no tiene personalidad jurídica, pero ha creado un entramado de compañías estatales con capacidad para vender, exportar, producir y prestar servicios en casi cualquier cosa, petróleo, salud, deportes, producción de barcos entre muchas otras.

Sin embargo en este conjunto de acuerdos, difíciles de analizar por su volumen y falta de sistematización, destacan dos elementos fundamentales: los estados partes ratifican en sus declaraciones políticas posiciones en contra de organismos internacionales de los cuales son miembros; por otro lado, la ausencia del sector privado en el proceso de intercambio que impulsa el ALBA.

La experiencia demuestra que dos elementos son clave en los procesos de integración: el trabajo coordinado dentro de las organizaciones internacionales no se produce vaciando su contenido, sino por el contrario luchando al interior para transformarlos y por otro lado, el sector privado como representante de la sociedad civil, es el único que puede dar sostenibilidad y permanencia a la verdadera integración entre los pueblos.

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