El cierre del campo de prisioneros de Guantánamo en Cuba por parte de
No hay información confiable o verificable sobre lo que sucede en esas instalaciones, pero fuentes académicas aseguran que más de 250 detenidos permanecen allí, a la espera de juicio o de que alguien se haga responsable por ellos, pero bajo el control del Ejercito de los Estados Unidos.
El establecimiento del Campo en sí no es un problema; por el contrario, el apoyo de todo el sistema de los EE.UU. como única respuesta ante el miedo. Los derechos individuales pueden ser limitados cuando la sociedad se siente amenazada. Eso en teoría es correcto, pero si eso significa sumir a personas en una detención interminable dentro de un limbo jurídico, porque se sospecha de su actuación en ataques terrorista, pero no se tienen o leyes o pruebas suficientes para condenarlos, es inaceptable.
Sin embargo, funcionarios de la Administración saliente, dicen a sotto vocce que es más fácil decirlo que hacerlo.
Sin embargo, el problema sigue vigente. Las detenciones y envíos a Guantánamo continúan, tanto como las propias operaciones en Afganistán e Irak capturan sospechosos de ataques que requieren interrogatorios y retenerlos en búsqueda de información.
El cierre de este campo y la forma como se desarrolle será un buen indicador del futuro de la Administración Obama; tendrá que lidiar con dos fuerzas: por un lado las Fuerzas Armadas, con la Suprema Corte y con los que tienen miedo de las consecuencias de abrir esos campos y por el otro, todos los grupos de DD.HH. y muchos de sus votantes que quieren un cierre inmediato y una investigación que aclare lo que sucedió.
Como dicen en política, siempre es más fácil pedir que dar agua.
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