Bienvenido Señor Obama

Parece que la carrera que esta de moda es quien se reúne primero con él. La victoria de Obama transformó la lista de invitados de la Casa Blanca de la incomodidad, al sitio de moda. Ya parece que los gobiernos comienzan a hacer reservaciones, incluido el propio Palacio de Miraflores, para encontrarse con el nuevo Presidente de EE.UU. Para muchos, el hombre invisible que todavía despacha del Salón Oval, debería salir sin ruido y dejar paso al cambio; pero las cosas nunca son tan fáciles.


Siempre hemos mantenido que las diferencias entre McCain y Obama tenían más de estética, que una verdadera plataforma ideológica de fondo. Las designaciones hasta ahora anunciadas por el equipo de transición nos dan alguna pista. El Jefe del Equipo de Transición, la conocida comisión de enlace que se instala en cada cambio de gobierno, esta encabezada por John Podesta, exjefe de gabinete, una especie de Ministro de la Secretaría del Gobierno de Bill Clinton desde 1998 hasta el fin de ese Gobierno en el 2001. Rahm Emmanuel, nuevo Jefe de Gabinete de Obama, representante por el Estado de Illinois y asesor político de Bill Clinton. El resto lo complementan periodistas de confianza, economistas y piezas claves de la campaña electoral que terminó.


La política exterior, estará en manos del Vicepresidente Joe Biden, avalado por sus años en el comité de política exterior del Senado. América Latina no se ve en la prioridad de la administración, aunque se han mencionado algunos nombres en el área como Gregory Craig, Dan Restrepo, Riordan Roett, Frank Sánchez y Arturo Valenzuela. La mayoría de ellos con experiencia, pero todos con un denominador común: Clinton; todos participaron en la ejecución y formulación del último gobierno demócrata. Destacan excepciones como el caso de Roett, un académico muy respetado, con una sólida obra en asuntos relacionados con Venezuela y que la conoce de primera mano y a muchos de sus líderes.


Pero la idea de una nueva política para América Latina que sea la re-edición del gobierno de Clinton, no parece el mejor escenario; de aquellos polvos vienen estos lodos, dicen en mi pueblo.

La administración Clinton tuvo acertadas iniciativas en sus primeros años, como fue la Cumbre de Miami que lanzó el ALCA, pero que a medida que la luna de miel finalizaba y las urgencias globales se hacían mayores, fueron relegando a la región.


La relación entre América Latina y Obama estará marcada por el desafío de comprender el cambio del continente en los últimos diez y prepararse para tender nuevo puentes. Los liderazgos y los recursos disponibles no son los mismos, pero si las necesidades y las urgencias. Bienvenido a la realidad, señor Obama.


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