Las tropas rusas anuncian el retiro de la República de Georgia, después de una rápida y brutal operación militar. En el Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia aceptó una Resolución propuesta por Francia que establece un plan de acción para una paz duradera en la zona.
El área del conflicto ubicado en sur del Cáucaso, Asia central; un poco más grande que el Estado Amazonas. Allí confluyen Rusia, Georgia, Azerbaijan, Armenia, Turquía, Irak e Irán con el mar Negro y Caspio de fondo y gigantescas reservas de hidrocarburos.
La importancia geopolítica de la región explica, en parte, la reacción rusa ante los movimientos independentistas que se han dado en los últimos años allí: Ossetia con Georgia, Nagorno-Karaba con Armenia y Chechenia con la propia Rusia. Esta última, sin duda la más sanguinaria, donde los ataques a Grozny han sido calificados como los peores en el continente desde la segunda guerra mundial.
En los episodios nombrados, la reacción mundial fue tenue, casi desapercibida. Se oían los rumores del ajedrez mundial: te doy Chechenia por las ex Repúblicas Soviéticas; eran los tiempos de la potencia unipolar. Pero en este momento, las jugadas están evolucionan. Rusia aceptó el plan francés en ONU, después de que Condolezza Rice y el Gobierno de USA visitaron Georgia y comenzaron a llegar alimentos y apoyos para ese país, incluida una flota que ya se encuentra navegando por el Mar Negro.
Y es que Georgia se ha convertido, hábilmente, en la llave que controla 4 oleoductos y gasoductos, que dejan a un lado los tradicionales canales rusos y le aseguran a occidente gas y petróleo, bajo la administración de compañías occidentales. Por su parte, Rusia anuncia la suspensión de la colaboración con la OTAN y el resto de los ex socios rusos, se preparan en un plan de defensa con misiles incluidos, para lo que pueda pasar, con apoyo de la OTAN.
Rusia con Putin, ha recuperado poder sin contemplaciones, pero todo tiene un límite. En donde se ubique el límite es el problema que se discute ahora. Los aliados de ayer, incómodos e independientes vecinos de hoy, ven en el caso georgiano una lección. El resto del mundo ve crecer la actuación de los rusos.
Después de la guerra, el Tribunal Penal Internacional anuncia una visita a la zona de combate, milicias paramilitares que actuaron después de la llegada de las tropas rusas, incrementan las cifras de muertos en cientos.
Así es la guerra, cientos, miles de hombres y mujeres que mueren, sin culpa de nada, mientras los jefes de sus gobiernos juegan a la geopolítica. Siempre el mismo juego.
Publicado en El Nuevo Pais, Caracas. Agosto 24, 2008
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