Europa, entre la guerra y la paz

A finales de los años noventa del siglo pasado, tuve la oportunidad de transitar por las fronteras europeas en automóvil. Para esos años, estaba entrando en vigor el Acuerdo de Schengen para la supresión de controles entre los países firmantes en el contexto de la Unión Europea. No pude resistir la tentación y estacione mi carro a un lado de la frontera para ver de cerca esas estructuras abandonadas, que eran un símbolo en sí mismas. Ese lugar en particular, era el punto de control español en la zona de Cataluña que comunica con Francia. Una zona de gran importancia para la España de Franco, porque cerca se encontraba la estación de trenes, donde los vagones franceses debían cambiar de locomotoras y de ancho de vías para ingresar a España. Había que tomar control de las relaciones con Francia y Europa, decía el General Franco.

Esta visión militar dejó paso a la visión del espacio europeo común, donde el control para el ingreso se realiza por un solo punto. Es decir, si Ud. viene de Venezuela y aterriza en Madrid, Paris o Frankfurt serán esas las únicas veces que le sea requerido el pasaporte para transitar entre los 22 países firmantes del acuerdo. Esta decisión política fundamental nunca fue adoptada por Inglaterra o Irlanda, que sigue exigiendo el pasaporte para ingresar a sus islas países.

Para Europa esto significó el símbolo de la nueva era, que dejó a un lado todos los controles y visiones defensivas. Si además, cualquier ciudadano europeo puede trabajar en cualquier país de la Unión, los productos que se venden, también se consideran nacionales; y además el Euro es la moneda común, pues se concretó la tan anhelada Unión.

Esta confianza del europeo en su confort y su nuevo modelo de vida, es hoy por hoy uno de los objetivos que parece estar atacando el régimen de Gadafi en su lucha por mantenerse en el poder. Según informes de fuentes de la ONU, desde el inicio de las revueltas en el norte de África un millón de personas han huido hacia diferentes puntos, pero en especial Europa. De esta cifra, 740.000 pertenecen a Libia. Igualmente se menciona la posibilidad de que el propio régimen este favoreciendo la salida de refugiados, como en una especie de “marielitos” pero en el Mediterráneo, haciendo referencia a la famosa operación del régimen cubano de permitir la salida de los cubanos por el puerto de Mariel en 1980.

Lo cierto es que Europa se divide en discusiones si deben o no suspender la libre circulación y endurecer los controles. Dinamarca ya anunció la reinstalación de sus controles en la frontera con Alemania y Suecia; Italia y Francia exigen soluciones al problema. En el otro lado del Mediterráneo, las batallas continúan aunque en la práctica, esta guerra civil parece estar en un punto muerto, donde el régimen de Gadafi se niega a abrir negociaciones de paz. Pero las amenazas a uno de los pilares de la Unión Europea, recuerdan que hay muchas formas de ganar las batallas.

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